El reino de MO

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"Yo soy la primera y la última, yo soy la amada y la odiada, yo soy la prostituta y la santa."

Nombre:

jueves, mayo 26, 2005

De profundis clamo ad te domine...

Si pudiera desear algo...
puedes leerlo en mis labios.

Si pudiera rozar algo...
seria tu piel, que mis manos aún recuerdan.

Si pudiera clamar desde las profundidades del averno más profundo,
clamaría por ti...

Donde, donde estás alma mía ?

martes, mayo 17, 2005

En mi mano

Como un pajarillo herido, mi alma esta en mi mano, dañada, perdida, encontrada.

Hay miles de cosas en el mundo, miles de personas, y todo mi cuidado es este pajarillo que quiere volar.

Vuela, vuela, pajarillo...

Habrá mil peligros, mil lluvias, mil halcones que querrán atraparte, zarzas espinosas en las que te esconderás, restos de los que te alimentarás, falsos reflejos, alambradas, frío, lluvia, jaulas de oro, que se oxidan con el tiempo...

Pero tú amas el aire que te sostiene, la rama más alta, el breve segundo de elevar el vuelo en un salto desde lo más bajo o dejándose caer desde lo más alto.

Vuela, vuela, pajarillo...

Como tú, no tengo miedo, tan solo permanezco agitando las alas...

miércoles, mayo 04, 2005

Esperando caer...

Conozco una canción cuyo título me encanta "Waiting to fall", esperando caer... Me gusta esa sensación, la misma que quizá tenga una gota de agua al borde de un abismo, una hoja bajo el viento, una lágrima desde unos ojos inundados... Ese segundo inevitable, mezcla de un sentimiento entre esperanzado y desesperado, agotado y confiado.

En cierto modo, así me siento. Calma, quieta, esperando caer; caer, que no quiere decir rendirse o dejarse vencer, caer, dejarse llevar como algo inevitable, como los pies que se mueven al compás de la música o la suave sonrisa que arranca un leve estado de embriaguez.

Ebriamente serena. La noche se extiende, tantas cosas que decir y guardo y a veces no sé como expresarlas. Yo que me creia dueña y señora de las palabras, me siento una niña torpe.

Si supierais el fuego que encierro y que quisiera compartir, temblaríais de emoción, eso seguro.

Cada uno tenemos nuestros pequeños tesoros.

Hace mucho mucho tiempo, escribía para no volverme loca.

Ahora que ya estoy loca me enredo al escribir. Extraña ironía.

Esperando caer, como el éxtais que sigue al roce suave, caer, resbalar sobre ti, deslizándome en lluvia y caricias y besos y saliva. Demostrarte que las mujeres de carne y hueso no son esfinges doradas. Morder ese dedo que en mi boca se hunde buscando saciar levemente mi hambre, sentir mi saliva, sentir después tu boca en mi boca respirándome, respirándote. Alimentarme. Alimentarme.

Somos dos desconocidos y no sabemos que nos ha traido a este lugar, como tú, navegante sabio, has venido a hundirte en mi orilla, y aunque no seas Ulises ni yo sea Circe, llevo tanto tiempo predestinando tu llegada, que nada más verte, olvido toda mi espera para darte cobijo en tu ruta perdida.

Esperando caer... mis pechos llenan tu boca, mi cuerpo es ahora tu deleite, alli donde las manos son más sabias que las palabras, allí donde todas las cicatrices se abren y vuelven a cerrarse bajo las yemas de tus dedos, mi gemido se une a tu boca en un beso hambriento.

Allí donde mi cuerpo es abismo y el tuyo atalaya, allí me arrastras, me dejo llevar, y no sabemos nada pero lo descubrimos todo.

Este es mi cuerpo, dice mi boca acogiendote, llenándote del placer más absoluto.

Este es mi cuerpo, dice tu sexo clavándose nuevamente en mi una y otra vez hasta que la misma tensión que nos hace estallar, nos llena poco a poco de la más absoluta calma.

Me enredo, caracola espiral, acoplandome a tu cuerpo en un abrazo suave. Eres tú, desconocido, mi amante eterno. Te he amado en mil rostros, te he besado en mil bocas, nuestros jadeos se han unido una y mil veces en mil ecos de distintas voces...

Vértigo infinito, cierro los ojos.

Esperando caer...