El reino de MO

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"Yo soy la primera y la última, yo soy la amada y la odiada, yo soy la prostituta y la santa."

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martes, diciembre 28, 2004

Un viaje II

Y marchamos a buscar un lugar donde comer, alimentar el cuerpo, y me llevó mi maestro a un lugar lleno de encanto y platos y tapas ricos como para no poder recordar su nombre.

Y después a un lugar donde descansar mi cuerpo cansado, cerca de la Alameda de Hercules...

Y un lugar donde vendian leyendas, aquel lugar que antes fue de la heredad de su familia...

Y plazas repletas de escudos y renombre. Recuerdo también un lugar donde mis viejos huesos chocaron contra el suelo, por mirar las paredes decoradas con encanto, y los belenes infinitos de lavanderas e hilanderas en baile eterno.

Y cruzamos el puente de Triana (Trastevere del Guadalquivir) y tomamos un café al calor de la tarde que caia...

Y cruzamos el puente cuando la noche se extendia y hacia más allá de la Maestranza nuestros pasos nos llevaron.

Llegó la hora de la lucha en el campo, y mi maestro marchó a animar a sus colores. Yo quedé en mitad de la belleza, rodeada de incertidumbre y flores.

Y un paseo antes de dormir, por entre un antiguo palacio y la alameda, mi maestro acompañó mi vela.

Y la mañana siguiente, soles y espera. Numeros de suerte cantaban, globos en el aire volaban. En la Alameda de Hercules, esperando a que mi maestro me mostrara, la belleza, el microcosmos de la Plaza de España, Palacio a cielo abierto y el parque de Maria Luisa, cuajado de ángeles de piedra y palomas esquivas, árboles altos y de infinita belleza ...

Camino de Triana, barrio de ensueño, donde caminantes y amigos descanso encuentran.

Y luego, más allá, en el reino infinito, en el palacio de la Expo, ruinas de otro tiempo, reino fantasma de infinitos señoríos, lugar de sueños breves, cuanto más señores de fortuna desearían esos palacios antes que otros. Y sin embargo, allí duermen. La ambición humana no supo qué hacer con tanta belleza, con tanta infraestrectura infrautilizada. Crearon al lado una Isla Magica, una isla olvidada... No se dieron cuenta de la riqueza que tanto les rodeaba desde la Torre del Oro, más allá del puente de Triana...

Llega la hora de la partida, del camino infinito, la viajera de otro tiempo se calza sus galas de viaje y hacia el viaje parte. Un abrazo de plata al maestro que la guia. Un abrazo de espezanza. Y hacia otros mundos viaja la peregrina de sueños...

Gracias por todo, maestro, gracias.

jueves, diciembre 23, 2004

Un viaje

De improviso, como las cosas que en el fondo llevan mucho tiempo pensandose, surgio este viaje. Como parte de un capricho, como respuesta a una promesa.

Asi que poniendo el despertador, las noticias de las 7, arreglarse, vestirse, con cuatro cosas en una pequeña maleta, de cabeza a la calle, de cabeza al metro. La mañana es fria pero la luz inicia su trabajo apartando nubes.

Unos minutos en metro, un trasbordo y se llega a Atocha.

La estación de Atocha antes era una estación principal, de las que habia en Madrid; La entrañable y minúscula Delicias, hacia Portugal y Extremadura, Principe Pio, hacia el Norte de España, también llamada Estación del Norte. Y Atocha, esa gran mole en mitad de la ciudad, abria camino hacia Zaragoza, hacia Alicante. Chamartín no existia por aquel entonces, la estación más moderna y mejor equipada, que ahora distribuye el tráfico hacia el Norte.

Hermoso nombre pues, seria Camino del Sur para la estación de Atocha.

Atocha, una estacion que es un jardin, un ajetreo de ir y venir de gente, cafeterias, tiendas, taquillas, una cola inmensa de gente ante la administración de loterias porque mañana es el dia de la loteria. La gente confia con ilusion en la suerte.

Atocha. Siempre me encanta Atocha a esta hora, cuando casi todo esta en un silencio ruidoso, como la gente que visita una catedral inmensa, aun no esta abarrotada, la gente comienza a sacar sus billetes para viajar, el jardin esta semiiluminado aun, unos toques de reloj, y al ultimo toque de campana las luces se encienden completamente. De pronto, el jardin se llena de vida con su lluvia artificial, pulverizando las altas palmeras encerradas como aves en una jaula inmensa. Y sin embargo, los gorriones se cuelan por las rendijas y aprovechan esa suave ducha, y esponjan sus alas bajo la lluvia. Mientras, en el sucio estanque, pero sabiamente cubierto de plantas acuáticas, las tortugas perezosas nadan suavemente entre los nenufares y los papiros, los pececillos rojos se mueven en el fondo.

Con los billetes en el bolsillo, es el momento de un cafe.

Atocha. Desde el terror, ya nada es lo mismo. Y a veces da rabia infinita pasar como si nada por alli donde otros cayeron destrozados. Pero tambien es en cierto modo un desafio: no podeis con nosotros, no tenemos miedo. Desde que vivo en Madrid, he viajado y viajo en tren, porque me encanta. Pero desde entonces, para mi es inevitable pensar cuando caminas por alli, cuando haces tu rutina o un viaje ilusionado pensar en aquellos que no llegaron a su destino, y que uno de ellos pude ser yo misma o cualquiera de mis amigos o familiares. Es algo que siempre quedara en el alma, hasta que las generaciones que más cerca lo han vivido desaparezcan. Por eso es importante seguir adelante, por ellos, por nosotros, porque no se puede vivir con miedo...

Y porque no se puede vivir con miedo, seguimos adelante, rotos, quebrados, ya no somos los mismos, pero seguimos adelante.

La hora de salir se acerca, unos momentos de espera y hacia el tren, el AVE, me siento como Paco Martinez Soria con mi bolso sencillo en un tren tan ( no tanto como esperaba ) caro. Me espero un lujo espectacular, alfombra roja, lámparas de cristal... no, no tanto; la clase turista del AVE es cómoda, pero no tanto como la de un Altaria o un Talgo... Soy habitual de los trenes que se le va a hacer, no puedo evitar comparar... Estoy en el AVE, gran emoción... Recuerdo años atras cuando se inaguró y no teniamos una excusa para poder viajar en el que pensabamos coger el tren en clase preferente para ir a PuertoLlano o Ciudad Real.

Tomo asiento, voy del revés, la papelera se me clava en las canillas, pero que se le va hacer, voy en AVE, uno de los trenes más rápidos y modernos.

El tren arranca, el dia arranca a su paso, llenando el cielo de tonos irisados, de un marfil, azul, rosado, dorado, y miro los campos dormidos por el invierno, y miro las poblaciones que van quedando atrás en el camino, Ciudad Real, Puertollano, camino del Sur. Ciudad Real, aun dormida, Puerto Llano, encerradita en montañas, pero inundada de fábricas que levantan su humo hacia el cielo lejano, chimeneas y más chimeneas, más que casas. Extraño contraste...

El camino continúa, y ponen una peli: Lady Killers, de los hermanos Cohen, es una versión reciente de una película más antigua, entretenida pero poco más. El camino se hace breve hasta Córdoba, de este modo, pues la peli termina casi al llegar.

La estación de Córdoba, y cualquiera de las del camino son tan modernas que parecen una más de cualquier estación, construcciones de hormigón y cemento. Lejos quedan aquellas estaciones como casitas de piedra, de ventanas cuadradas y redondas, que pueden aún encontrarse en otras rutas.

La belleza y el encanto del camino ceden pues terreno a la velocidad, el llegar antes, más rápido. Pero también es una suerte poder elegir el modo de viajar, tener un modo más rápido de llegar a un lugar hermoso.

Y sin casi darme cuenta, he llegado a Sevilla. La mañana ya completamente despierta, es fria y soleada. Tiempo queda para una llamada y un café. La sensación de llegar a una ciudad desconocida es realmente fascinante, pues permite abrir más los ojos a cada cosa que te rodea.

He venido a verte, Sevilla, pero no sólo a ti, sino también a un amigo que en ti habita.

Debo coger un autobús hacia la Plaza de la Encarnación, busco la parada. Una de ellas, lleva al aeropuerto... esta no es. Otra de ellas a las 3000, esa tampoco. Que autobus es? No hay mucha pérdida, pregunto a una muchacha y reconozco el acento del lugar, que tan identificativo es. Me pregunto, cómo sonamos los forasteros, tendremos acento cuando nos escuchan hablar?. Espero el 34. El sol me ciega, la radio atrona en mis oidos. Debi traerme las gafas de sol :D

Llega el autobús y comienza la ruta por calles estrechas, llenas de coches, más aparcados que en circulación. Me fijo en la ruta para conocer el camino de vuelta : imposible, este autobús da más vueltas y se mete por unas calles imposibles !!!

Llego a la Plaza de la Encarnación y lo primero que pienso es:
a) Gallardón (y su tuneladora) llega también aqui.
b) Hay unas ruinas antiguas que se atrevieron a desenterrar y ahora son intocables. Me recuerda a algunas ruinas de Italia, en mitad de una plaza, llenas de tráfico, ruido y gente, protegidas por vallas, intocables pero descomponiendose al aire y a la contaminación. Ironias de la vida, intocables pero deshaciendose ante nuestros ojos.

Bajo del autobús dirección CAMPANA ¿sera una plaza? ¿una calle? ¿un centro comercial? Mis pies avanzan calle abajo casi por instinto. Universidad de Bellas Artes, una de mis abandonadas vocaciones, sigo bajando, llego a una plaza pequeña, leo "SIERPES" en azulejos (de que me suena esa calle?) leo CAMPANA y ya he llegado.

Espero mirando la zapateria que hace esquina, la gente que va y viene, un niño, con la mano llena de monedas, pierde una, llega rodando a mis pies, la cojo y se la doy, sale corriendo calle abajo.

Vida, es lo que encuentro en esta ciudad que desconozco, VIDA.

Y por una esquina, mi cicerone, mi maestro, mi amigo aparece.

Primera parada, el trato con la ley, una multa, algo desconocido por mi, más que nada porque si me moviera en coche por Madrid, tendria que llevar un talonario de multas bajo el volante, para ir rellenando según avanzo.

Vuelta a Plaza de la Encarnación y alli conozco su historia.

Hace años, el ayuntamiento planteó hacer un mercado en dicha plaza. Se iniciaron las obras con tan mala suerte que encontraron ruinas antiguas en el subsuelo de plaza. Problema: aquello era un gran descubrimiento que no podia permitir ser ocultado de nuevo. Solución: el mercado se construiria, si, sin problema, el barrio lo necesitaba. Conclusión: una gran excavación a cielo abierto, y un mercado chiquito en un rincón de la plaza.

Extraños somos: a veces olvidamos lo que hicieron nuestros abuelos pero reverenciamos ruinas que impiden que una plaza este llena de vida y se convierta en un sumidero de piedras desconocidas.

Mi amigo, mi maestro, me guia por su amada ciudad. Calles y calles pasan por mis pies en cada una un secreto, una leyenda, una historia. Huelo a incienso, que venden en puestos... Deberias estar en Semana Santa, toda Sevilla huele a incienso.

Una plaza abierta ante mis ojos, Plaza de San Francisco, creo. Una parada para un refresco.

Una gran edificación protegida por vallas altas, gallardetes con banderas, que significa NO & DO ??

Hace tiempo, un rey importante en decadencia, fue abandonado por la mayor parte de su reino, pero la ciudad siguió fiel. Por eso dijo "NO MA DEJADO". El rey era Alfonso X. Hermoso homenaje.

Tras el descanso, caminamos de nuevo, hacia la Catedral, hacia la torre más hermosa. Llegamos por la puerta que se abre al patio de los naranjos (naranjos, por todas partes), la inmensa construcción de la catedral, una de las más grandes del mundo, y a un costado, como una lanza, como una muchacha orgullosa, la torre. La Giralda, por la figura de la Victoria que la adorna; La Giralda, amada tanto que preferian verla destruida a mancillada, pero que el rey sabio impidió. La Giralda, la torre, que como una mujer sencilla y hermosa, toda de ladrillo y barro, afronta el tiempo.

Miles de usos y un sólo destino: minarete, observatorio, campanario. Vigilante espera, sencilla, sin orgullo, permanece...

Caminamos a sus pies, gitanas, que como en todas partes venden romero, leen el destino, como si no supieran que el destino es un barco a la deriva...

El archivo de Indias (chiste de mi infancia) y la cruz donde se alistaban los insensatos hacia el nuevo mundo....

Camino hacia el Alcazar, hacia el barrio de Santa Cruz...

Naranjos a cielo abierto, callejas entrecruzadas, barrio de la juderia. Y uno de los rincones que mi alma se llevará: una fuente y su canto, y una hiedra desangrada en pared rojiza.

Una puerta abierta, caminamos junto al muro del Alcazar, una placa que recuerda "aqui estuvo Washington Irwing" el creador de "Cuentos de la Alhambra" que me leía mi madre de niña...

Plazas de belleza y rutina, si es que cabe algo más bello que la rutina en tiempos de prisa y vacio.

Llegamos a la quinta del moro?, al mesón de las colunmas? estaba en obras... Asi que nos perdemos más arriba, en un lugar donde no se permitía correr en los pasillos de los aseos...

Cuantas ciudades pueden recordarse en un instante, cuantos lugares, qué mejor evocación de lugares lejanos en algún lugar cercano, en algún rincón secreto por el tiempo y el momento....