El reino de MO

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"Yo soy la primera y la última, yo soy la amada y la odiada, yo soy la prostituta y la santa."

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lunes, junio 18, 2007

De las tinieblas a la luz

Necesito ser llamada, de nuevo, nombrada.

De las tinieblas a la luz, como Lázaro, dormido pero no muerto.

Grito en silencio, me desgañito, me enfado, me ofusco, me canso y me duermo y vuelvo a empezar.

Necesito silencio, no solo fuera sino también dentro.

Un silencio que me de paz.

Me siento atrapada en un círculo, dando vueltas a la noria. Una vuelta, otra vuelta, otra vuelta, mis pies pisan las mismas huellas una y otra vez.

Me he encerrado por dentro, muy cerradito. Hasta he puesto una silla en la puerta para que nadie entre. Para que nadie salga. Ni siquiera yo misma.

Soy muy orgullosa, no voy a salir hasta que no sea capaz de salir con la cabeza bien alta. Mientras tanto, aqui me quedo, encerradita en mi torre, sentadita en mi ventana con los pies colgando sobre el abismo.

Conozco ese silencio absoluto y hermoso. Han llovido mares y mares. Sólo por mi. El otro dia me quedé hipnotizada oyendo la lluvia caer sobre las hojas de menta. Escuchando la lluvia.

Me miro al espejo y me veo de espaldas, como aquel cuadro de Magritte. Me niego a mi misma la más mínima suplica. Giro alrededor de mi misma, tengo los ojos abiertos pero están ciegos para ver, los oidos cerrados para escuchar.

¿Es orgullo? No lo creo. ¿Es cansancio? No lo dudo. ¿Es miedo? Espero que no.

Soy la semilla enterrada, mandrágora entre la herrumbre. Todo se mueve sobre mi, para mi, por mi, pero estoy bajo la tierra y no veo las estrellas.

Me he engañado a mi misma. Me he dicho "no está en mi mano", y como no está en mi mano, he soltado la espada, la he dejado caer pesadamente al suelo y me he marchado del campo de batalla. Aturdida, ciega, confusa, sola.

Deberiais saber que no soy nada sin mi espada. Yo misma debería saberlo.

Siempre dicen que soy negativa. Siempre dicen que soy insegura. Siempre dicen que no se lo que quiero. ¿Por qué me juzgan si yo nunca juzgo? Podeis matarme pero no juzgarme, no teneis ningún derecho a ello.

Ignorarme es matarme, así de sencillo. Olvidadme. Porque yo ya me he olvidado, yo ya me he matado.

Y estoy enterrada entre las raices de árboles profundas. Me acarician las hormigas, me revuelvo entre guijarros.

Aqui estoy contra la madre, escucho el latido de la tierra. El crecer de los tallos, el retumbar de la lluvia contra el suelo, el crepitar del sol cuarteando la arena.

Pero una voz me llama, intensa, grave, serena, imposible de ignorar.

Y yo me arranco las raices de mi pelo, y me sacudo las hormigas de mi vientre.

Ya voy, ya voy, aqui estoy, amigo mio.