Vino dulce
Suavemente susurrado como el viento
envolviéndome con su aroma
como una música maravillosa
que me reencuentra con la alegria de vivir.
Esperanzada en la lluvia en mitad del cielo,
flores silvestres, salvajes, florecen
en mitad de mi pecho
llenándome de un suave rumor de hojas y pistilos
como la tierra nunca sembrada.
Respirándote te acercas a mi orilla
como un viajero errante a puerto oscuro,
prefiriendo mi suave bruma a la obscuridad
de un mar inquieto.
Rompe mi espejo, de damajuana y olivo.
Quiebra mi sueño, y hazte de carne y sangre,
que pueda verte, que pueda meter yo
los dedos en las llagas de tus manos,
en la herida de tu costado...
Y sin tocarte pueda verte, y sin verte, abrazarme,
pirueta de sombras, gaviota sin rumbo,
caminando en el suelo que yo piso
hasta descansar en el lecho de rosas
tanto, ay, tanto tiempo por ti, conservado.
Viajero, descansa tus pies, camina en mi sombra,
que soy liviana como el vino dulce,
como esa rosa temprana,
como ese beso que apenas rozó tus labios...
envolviéndome con su aroma
como una música maravillosa
que me reencuentra con la alegria de vivir.
Esperanzada en la lluvia en mitad del cielo,
flores silvestres, salvajes, florecen
en mitad de mi pecho
llenándome de un suave rumor de hojas y pistilos
como la tierra nunca sembrada.
Respirándote te acercas a mi orilla
como un viajero errante a puerto oscuro,
prefiriendo mi suave bruma a la obscuridad
de un mar inquieto.
Rompe mi espejo, de damajuana y olivo.
Quiebra mi sueño, y hazte de carne y sangre,
que pueda verte, que pueda meter yo
los dedos en las llagas de tus manos,
en la herida de tu costado...
Y sin tocarte pueda verte, y sin verte, abrazarme,
pirueta de sombras, gaviota sin rumbo,
caminando en el suelo que yo piso
hasta descansar en el lecho de rosas
tanto, ay, tanto tiempo por ti, conservado.
Viajero, descansa tus pies, camina en mi sombra,
que soy liviana como el vino dulce,
como esa rosa temprana,
como ese beso que apenas rozó tus labios...
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