Escaleras oblicuas

 Ladrillo y piedra.

Escaleras oblicuas.

Es en lo difícil donde encontramos sentido. Quizá en lo imposible.

Caminando entre sombras de nubes cabezotas, aún no dejan entrar al sol está primavera. 

Ya he visto el rostro de la mujer lejana siguiendo tus pasos por la acera.

Suerte que te amé, al menos, una semana entera. 

 En unas horas fermenta la masa, en una semana, se endurece el barro. 

Quizá no hace falta más que un breve tiempo para encontrarse, para entrar en otro universo desconocido. 

Ladrillo y piedras. Que construyen una nueva habitación propia para escribir aquello que no se ha escrito. Contar lo que no se ha contado. Recitar entre dientes un poema inventado. Pisar con los pies descalzos la verde alfombra prohibida. Elevar una voz que pueda llamar mía. Escribir como parte de un aliento. Reírme incluso de ello. 

No pretendo nada, ni siquiera trascender o pasar a la historia como un pedazo de barro o ceniza importante. 

Pero si dejar cierto perfume en algún verso que dibuje al menos una suave sonrisa en tu boca.

 Decir algo por decir, y que no pese. Saber que seré juzgada, y que no me importe el juicio ni la crítica. 

Se quedan dormidas las palabras que no se pronuncian, pero los versos y los cuentos que no cuentas, ten por seguro que a otros serán dados. 

La pretensión es mi agonía. La ansiedad, mi muro de ladrillo y piedras.

Y mi poesía , la escalera oblicua, precaria e inestable, casi desafiando el abismo, abierta sobre el vacío en mi castillo en ruinas... Si miras bien, en la noche, brillan entre las cicatrices de los muros, las estrellas...

"Porque la poesía sigue siendo la salida prohibida." Virginia Wolf.