El reino de MO

El reino de MO en ivoox https://go.ivoox.com/sq/1440102

"Yo soy la primera y la última, yo soy la amada y la odiada, yo soy la prostituta y la santa."

Nombre:

lunes, octubre 03, 2022

Renuncia


¿Qué significa eso?


Creo que no se puede renunciar a lo que no nos pertenece ni nos es dado.


Se puede renunciar a algo que es un regalo. ¿Qué implica eso?, renunciar a lo libremente entregado. Efectivamente, se puede y hasta se debe, si es algo que nos perjudica o algo que puede ofender a terceros aceptarlo, en sentido más amplio, pero creo que en el caso de renunciar a algo que es esencialmente bueno y grande, estamos hablando de otro tipo de renuncia.


Solo se puede renunciar a aquello que nos cuesta, aquello que aun siendo dado, o nuestro, entregamos. No decimos, "no lo quiero", sino, "lo quiero tanto que hasta que no pueda recibirlo de un modo transformador, no puedo aceptarlo". Pero guarda un secreto esta renuncia, es una renuncia fértil, porque es una renuncia de manos abiertas, sabiendo que aunque quizá no sea este momento, esas manos abiertas quedarán esperando aquello que entregamos. Y tenemos la alta esperanza que así será, la firme promesa de que lo que hemos entregado ahora nos será devuelto con creces.


La renuncia es el mayor modo de amor.


Implica abandonar el egoísmo, implica olvidarnos de nosotros mismos y de nuestras necesidades, de nuestras excusas. De aquellos lugares donde nos escondemos a veces, o nos mostramos, como parte de la necesidad de decir, aquí estoy, tengo algo que decir, escuchadme. A veces hay que renunciar hasta al propio acto de renuncia y entregarlo en lo oscuro y en el silencio, como quien planta una semilla. 


A veces no se puede renunciar, si esa renuncia implica abandonar una lucha a la que tenemos que enfrentarnos. En ese caso solo lo sabremos si luchamos hasta el final, si hay que llegar a esta renuncia, se llama rendición, y solo deberíamos rendirnos si es por un bien mayor; en eso comparten el mismo ámbito la rendición y la renuncia; no podemos rendirnos si no es por algo mejor, y no podemos renunciar si no es por algo superior. La diferencia es material: en la rendición, somos conscientes de nuestra entrega aunque implique una pérdida, una derrota; en la renuncia, entregamos a ciegas, pero con una esperanza. Solo así la renuncia es fértil.


Hay que huir de la renuncia como acto de cobardía; rechazar lo que sabemos es bueno para nosotros y nos puede hacer crecer, seria una necedad, pero claro, ¿cómo saber lo que es bueno? Por eso, si la renuncia  se hace a ciegas, tenemos que confiar que es lo mejor frente a otras opciones. Aunque es cierto que hay renuncias forzosas, esas renuncias tarde o temprano también tienen que ser aceptadas, reconocidas, para no partirnos en dos por dentro.


La renuncia siempre es de uno mismo para los demás, para el otro, es un diálogo abierto, un acompañamiento. Renuncio, y mantengo mi promesa. Renuncio, y me mantengo a la espera. Como en una partida de ajedrez, a veces hay piezas que se sacrifican, pero forma parte del juego. La renuncia es el movimiento inmóvil. Es la inutilidad útil. 


Es el camino preparado solo para ti por el que nunca has ido, pero que te lleva sin duda allí donde nunca has estado. O allí a donde de verdad te están esperando sin saberlo.


Renuncio, porque se que es mi deber aunque me desgarre el alma, vuelque toda mi sangre y me agote hasta la última de mis lágrimas, pero se que esa renuncia es mi poema eterno nunca escrito para lograr un bien mayor, es la lucha de las luchas, es la última frontera.


(Aquí me estoy ocultando porque no quiero pronunciar su nombre por no herirlo, tan preciado es para mi.)


Renuncio para poder sumergirme mejor en su presencia.


No se puede tener un corazón dividido por eso hay que hacer con pedazos de corazón un globo bien grande que nos eleve hacia el cielo...


Solo renunciando podemos resucitar para la vida eterna. Solo gastándonos podemos entregar lo que se nos ha dado, y al final esa renuncia es un regalo para aquel que todo lo regala, porque finalmente todo lo tuyo es suyo y todo lo suyo es para ti.


Renunciar es oblación. Es hacerse pedazos, pero para que esos pedazos sean recompuestos en una vidriera inmensa que deje pasar la luz infinita. Es hacerse espuma para poder besar la costa eterna. Es hacerse suspiro que pueda llegar a quien no puede oírnos. Es hacerse llama que brilla en la oscuridad, faro en el desierto que ilumine sin duda el camino de vuelta a nosotros mismos para aquellos que en la distancia infinita, nos busquen y quieran encontrarnos.