Trencadís

A puñados se tienen que poner, si no, no acabaremos nunca... (Antonio Gaudí)

Elevas las mirada y ves todo hecho pedazos y recompuesto en un instante, como miles de trozos rotos unidos nuevamente, para darme nueva forma.

Aquí un pedazo de tí, aquí otro pedazo de mí, de aquel momento ¿recuerdas?, de aquel instante, de esta canción, de aquella nota, aqui una lágrima, una risa, un instante, un error, otro momento, un silencio, una palabra, otra, otro silencio...

A puñados de amor, reconstruida, volviendo a unir mis piezas aunque ya no encajan del todo. Estoy rota, pero sirvo, estoy quebrada, pero continúo en pie. Quizá quedara algo hermoso bajo mis ruinas.

Así es mejor, querido amigo, ahora me pueden cambiar por dos de 20 y aún asi no tendrían ni un pedazo de mi porque estoy hecha de mil pedazos y la mayoría no son mios.

Azul cobalto de los cielos de verano y el espejo mar que los refleja...
Amarillo ocre húmedo-oloroso del cereal recogido, lo que queda en los campos del mar de Castilla tras una tormenta de verano...
Verde esperanza, siempre Esperanza, como el de las hojas nuevas que crecen solas en el agua, con las raices sumergidas buscando tierra aunque no la encuentran...
Rojo sangre de tus venas que resbala por tu catéter hasta mi boca hambrienta...
Blanco sucio de llorar de rabia...
Negro suave como el cuero usado, de tanto bailar bajo la lluvia y el sol...
Transparente como tu mirada...
Metales y minerales innobles pero tan hermosos.

Como las aceras hechas de piedra que bajo el agua reflejan el mundo...

Estoy completamente de acuerdo.

El amor se debe dar a puñados, si no no hay tiempo en toda esta vida para entregarlo...